En los trastornos de la alimentación experimentamos una relación alterada con la comida (ya sea por exceso o por defecto), con nuestro cuerpo y con la imagen que tenemos de nosotros mismos.

Existen diferentes tipos de trastornos de la alimentación con sintomatología variada en sus formas de relacionarse con la comida, ya sea, la restricción de alimentos, los atracones o los vómitos. Esta variabilidad en las conductas depende de diferentes variables desarrolladas durante la infancia y adolescencia.

Las distintas maneras que tenemos de relacionarnos con la comida son formas aprendidas de afrontar situaciones de vida, de cubrir nuestras necesidades emocionales o de compensar las dificultades en la regulación emocional.

Debajo de estos síntomas visibles se esconden variables más profundas relacionadas con el origen de los trastornos alimentarios y el dónde aprendieron estas formas de calmarse; como los problemas de apego (ausencia de figuras protectoras, exigencia o falta de limites), situaciones de duelo o trauma complejo (abuso o bullying).

Los trastornos de la alimentación son como la punta de un iceberg debemos ir descubriendo capa a capa los elementos más profundos en la base de la enfermedad, atendiendo tanto a lo visible como lo invisible para facilitar la mayor comprensión de la problemática.

El tratamiento de los trastornos de la alimentación suele ser complejo y multidimensional. Diversos estudios demuestran que la terapia EMDR da resultados eficaces en su tratamiento, de forma que si procesamos aquellos eventos vitales tempranos que dieron lugar a la sintomatología actual y aprendemos estrategias más adaptativas para el manejo emocional reducimos los síntomas de la enfermedad y mejoramos la calidad de vida de la persona.